Muere en prisión la exfiscal general de Turkmenistán tras 18 años de cautiverio

Kurbanbibi Atadzhanova. Foto de redes sociales

Como informa el Fondo Helsinki de Turkmenistán para los Derechos Humanos, en septiembre murió en la colonia femenina de Dashoguz (Turkmenistán) Kurbanbibi Atadzhanova, de 78 años, quien ocupó el cargo de fiscal general de Turkmenistán desde abril de 1997 hasta abril de 2006.

Kurbanbibi Sengrenovna Atadzhanova nació en 1947 en la ciudad de Tedzhen. Tras obtener una educación superior en derecho, ascendió desde asistente del fiscal de distrito hasta fiscal general del país. En abril de 1997, el presidente Saparmurat Niyazov la nombró para el cargo más alto de la fiscalía de la república.

Durante su dirección de la fiscalía, Atadzhanova transformó el órgano supervisor en un sistema punitivo. Gozando de la confianza excepcional de Turkmenbashi, llevó a cabo represiones a gran escala que los defensores de derechos humanos compararon con las persecuciones de la época de Yezhov y Beria. Particularmente crueles fueron las persecuciones tras el supuesto atentado fallido contra Niyazov en noviembre de 2002, cuando cientos de personas fueron arrestadas.

Sin embargo, el 24 de abril de 2006, Atadzhanova fue arrestada directamente en la sala de sesiones del gabinete de ministros. Se le acusó de delitos de corrupción: se le incautaron 13 viviendas, una fábrica de ladrillos, un molino, una flota de vehículos, más de seis millones de dólares y otras propiedades. Posteriormente, fue despojada de todos sus rangos y condecoraciones estatales «por cometer una falta deshonrosa».

En diciembre de 2006, Atadzhanova fue trasladada junto con su hija a la colonia femenina de Dashoguz. Irónicamente, fue enviada a la misma prisión que, poco antes de su arresto, había inspeccionado como fiscal general y cuyas condiciones calificó de «balneario». En la colonia, estuvo recluida en un bloque aislado para familiares de «enemigos del pueblo».

La colonia femenina de Dashoguz es conocida por sus condiciones carcelarias brutales, donde se practican torturas, palizas y trabajos forzados. Según organizaciones internacionales, en la institución aún hoy están recluidas más de 2000 mujeres prisioneras.